La próxima vez está siempre presente y gravita sobre nuestra mente. Tan pronto representa una nueva oportunidad como un castigo premonitorio. De ella cabe esperar que traiga una señal de aliento, pero también puede darnos el golpe definitivo. Es futuro inminente, prácticamente ineludible, además de indescifrable. Dicen que la próxima vez puede que se presente una pandemia más mortífera o se desate una catástrofe mucho más devastadora. Prefiero creer que por fin se nos insinuará esa idea que tanto se nos resistía, que lograremos asimilar nuestra verdadera situación, que nos reconciliaremos con lo que nos rodea aun a riesgo de hacer resurgir dolores que dábamos por olvidados. La próxima vez llegará hasta nosotros, y con ella lo bueno y lo malo, queramos o no queramos, bien sea con paso discreto o con un repentino sobresalto.
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