martes, 8 de junio de 2021

Techos y cielos

Hay techos y hay cielos. Hay techos abiertos y hay cielos rasos. Hay techos pintados y hay cielos azules. Hay techos iluminados y cielos estrellados. Hay techos liberados y cielos encapotados. Hablamos de espacios, de espacios abiertos a la imaginación. Para dotarlos de dinamismo sólo hacen falta nubes. ¿Nubes por el techo? Las hay en abundancia en los frescos barrocos. Pietro da Cortona dejó en el XVII amplia muestra. Me servirían, por ejemplo, los celestiales techos de las salas de los planetas del Palacio Pitti de Florencia. Pero, por mucha ilusión que los trucos barrocos intenten ahí sugerir, ¿es realmente dinámico el resultado? Diría que no estrictamente. De hecho es algo que parecía imposible hasta que Alexander Calder lo imaginó y lo llevó a cabo, combinando además lo visual con lo acústico. Lo hizo engalanando el techo de un aula magna universitaria mediante un frondoso despliegue de platillos móviles. 

Nubes acústicas en el Aula Magna de la UCV 
Foto: Fernando de Tovar

Del techo del Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela cuelgan 22 platillos de colores, a los que se unen otros 9 fijados en las paredes. Son las famosas nubes acústicas ideadas por el escultor en 1952. La idea inicial era conseguir una acústica óptima en la sala. Forman parte de un techo que bien podría ser un cielo singular, que por colorido y dinámico nunca podrá parecerse a ningún otro. Por desgracia el mecanismo que las hacía móviles, dando lugar a orientaciones diversas de luz y sonido, no llegó a instalarse. Aun así, el efecto es fascinante al decir de quienes han estado allí presentes. La obra forma parte de una decidida apuesta artística y arquitectónica de la reconstituida universidad. Al incorporar 107 obras de de 24 artistas, entre los que se cuentan figuras como Vasarely, Laurens, Léger, Arp y otros, bien se puede decir que estamos ante un atractivo muestrario de las artes plásticas de la década de los 50. Sólo queda confiar en que el tiempo, la desidia y la falta de medios no acabe por arruinar todo aquello.

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