No es que se viera por encima de nadie, pero ante cualquiera se declaraba, siempre a su manera pero muy convencido, alguien insuperable, de trayectoria sublime. No sólo apreciaba sino que celebraba y exhibía con manifiesto orgullo las normales diferencias respecto a otros. Todo lo que iba encontrando distinto, aunque compartido con otros muchos desconocidos, elevaba su distinción y lo llevaba a tenerse por un tipo verdaderamente singular y, como singular, quizá por uno más, pero sin la menor duda por un astro inalcanzable, único.
No hay comentarios:
Publicar un comentario