Según el balance de una maestra fiel observadora del mundo que viene, los niños saben más marcas de móviles y automóviles que nombres de árboles. Podrá extrañar, pero la cosa tiene sencilla explicación y hasta podríamos explicarlo con sus propias y probables palabras: «A los árboles es muy divertido subirse, pero luego no se mueven, se quedan inmóviles».
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