Lucir desconsolado, afligido por la angustia y envuelto en una aura de tristeza. Hay quien así se recrea y, una vez completado el disfraz, se ofrece desvalido en imagen con la idea de ganar público. Dice que de ese modo logra descubrir y hasta entrar en sintonía emocional y cósmica con sus verdaderos semejantes. Y de eso mismo se vale para proclamar en voz alta: «aquí los perdedores, aquí los deprimidos, aquí los desheredados,...¿quieres ser de los nuestros?» Luego sólo le queda pasar el platillo, cerrar la campaña y a otra cosa.
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