Con idea de desmitificar, siquiera sea ligeramente, entre los redactores más jóvenes de la Gaceta del Chapitel su ingente, sufrido, comprometido y trascendental esfuerzo como profesional, un conocido colaborador confiesa haber tenido que pechar muy resignadamente con lo que para él es «un reconocimiento un poco desmedido» a su simpática columna diaria de opinión La mirada chispoleta. Un poco más suelto, entre copas y croquetas, decide a continuación abrirse en canal y revelar en corrillo su secreto: «Cualquiera puede durar mil años si ha aprendido a darse cuerda y vivir de sus sinsorgadas. Para muchos esto viene siendo un descubrimiento. Yo hace años que estoy en ello y, como es en beneficio de mi empresa, espero seguir ahí hasta los mil».
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