A veces la esperanza resulta en extremo patética: Vemos a ambos justo antes de enfrentarse a un desafío imposible. Mientras ella, recogida y rumiando el drama, calla, él la mira comprensivo y temeroso. Antes de dar el último paso, insiste en buscar sus ojos. Pero, al ver que ella desiste, con voz temblorosa, le susurra al oído: «No temas, que de ésta saldremos». De triste gloria disfrutan ya quienes, sabiéndose limitados como ellos, buscaron en el mismo reto salida.
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