jueves, 26 de agosto de 2021

Lapidario

En mi intención de ser breve pero contundente, puede que llegue a ser lacónico, incluso lapidario. Aunque los calificativos acaben en ambos casos resultando en exceso solemnes, no significan exactamente lo mismo. Lo lacónico quiere ser riguroso, pero lo lapidario puede ser más certero y dañar. A lo lapidario lo envuelve un aire ceremonial que entre los espíritus delicados causa asombro seguro. Lo vemos cuando nos lanzan frases que rebotan dentro de nuestra cabeza como verdades imparables y nos hacen creer con sus variados ecos en algo casi litúrgico. El hecho es que, por mucho que con esas frases sólo se pretenda enviar consejo, resuenan como mandamientos. Y si aciertan a dar en el punto justo, siempre hacen mella. De sobra saben los que sueltan esas sentencias desde su púlpito que de sus pedradas siempre quedan en nuestra mente cicatrices severas.

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