Sería absurdo decir que detrás hay un método o un recurso sistemático. El recurso es de hecho bien poco sistemático. Supongo que eso se nota, pero el caso es que para algunas de las entradas que aquí muestro sólo he tenido que lanzarme a escribir a lo loco, a la manera de quien, deseoso de avanzar como sea, localiza una pendiente y se deja ir cuesta abajo. Esa posibilidad me la facilitan en ocasiones los titulares de prensa. Por su extraña factura e indescifrable significado, frente a algunos me siento realmente desafiado. Hablo de unas líneas cuya presentación, por condensada, lacónica y sintética, urge una mayor explicación y anima a profundizar a fin de encontrarles sentido y justificación. Se entiende que sólo intenten cumplir como llamadas de alerta, pero eso no quita para que parezcan siempre líneas incompletas. En cualquier caso, lo que yo pueda aportar intentando explicar, profundizar y justificar nunca está claro. Lo más probable para quien me lea es que todo le parezca como escrito a favor de la gravedad, es decir en caída libre. Si aun así aguanta el trote, se verá metido en sucesivas hondonadas, donde quizá encuentre alguna clave escondida, alguna frase ingeniosa o un personaje olvidado. No debería esperar, sin embargo, que en el curso de esos altibajos, una vez llegado a las espesas nieblas de la abstracción, afloren siempre ideas. Y no hablo de ideas nuevas sino de ideas mínimamente luminosas. Es muy cierto —lo han constatado así autores de prestigio— que con sólo escribir uno logra darse un impulso mental y se aupa a otro nivel de pensamiento distinto de la improvisación oral. Con todo y eso, no puede uno esperar que empuñando la pluma al buen tuntún vaya a llegar necesariamente a alguna parte. No pocas veces, quizá la mayoría (basta considerar mi caso), todo lo que surge de las tres o cuatro palabras fijadas en el titular como punto de partida se queda en la pura nada, en algo que con zafio acento solemos denominar una «soberbia paja mental». Puede que haya en ella frenesí e incluso satisfacción, pero en el fondo hay también mucho vacío y la clara sensación de que nada ahí prospera.
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