La lógica es materia poco flexible, pero los silogismos con su triple escalón siempre me parecieron una excelente forma de confirmar lo que se piensa, aunque no suela sacar a la luz pensamiento fresco. Así que me quedo con los escalones y me apunto al invento, pero ¿qué tal si lo liberamos un poco de su rigidez congénita? No es que pretenda podar el silogismo para crear entimemas, prefiero más bien avanzar en una dirección más creativa. No me importa no llegar a grandes pensamientos ni que sólo salgan de ahí confesiones innecesarias o vulgares moralejas. Veamos pues:
La cosa podría empezar así:
Tengo afanes que me superan, siempre.
Ahora un pausa para la reflexión:
Con el ánimo de antemano derrotado, siempre me quedarán lejos.
Y aquí concluiría:
Siento que esos afanes míos me defraudan y hacen de mi vida un grosero fraude.
No paro de releer una y otra vez esta escalera descendente. Ya sé que era un experimento, pero el resultado es deprimente. Igual no he acertado con el ejemplo. Aun así, lo único que saco en fresco, como pensamiento digo, es que hubiera sido mucho mejor dejarme de florituras y haberme quedado a disfrutar de los innumerables y sublimes goces que modestamente ofrece la estrecha lógica.
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