Por oficio el que se mueve en la abstracción descuida el aval de los ejemplos (siempre tan dispares e inoportunos en sus teorías). Aun así, por fortuna son tan numerosos que siguen surgiendo y continuamente bullen a su alrededor, hasta que agobiado por su ingobernable número se arma con nuevas teorías para zanjar su incómoda presencia y reducirlos a una única y pura abstracción. Como nada singular sobrevive, el teórico presume presentándose como un indiscutible y sublime cazador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario