miércoles, 23 de febrero de 2022

Aquí unas risas

A—Anda, no me hagas reír.
B—No veo cómo podría hacerlo.
A—¿Y por qué?
B—No estás hecho para eso.
A—¿Cómo que no? Tú mismo das risa.
B—Igual sí, pero tú no te ríes.
A—Por respeto, porque no quiero molestar.
B—Riendo no me molestas.
A—Pues mira, me río, me estoy riendo de ti.
B—¡Ja, ja, ja! De momento no lo veo. 
A—¿No te digo que me estoy riendo de ti?
B—Decir ya dices, pero no sabes reír.
A—Bueno, reír es lo que acabas de hacer ¿no?
B—Pues sí, exactamente eso es.
A—O sea que a mi sólo me ha faltado el ja, ja, ja.
B—Jo... Es inútil. Mejor que no lo intentes.
A—Oye, puedo reírme como me dé la gana. 
B—¡Ja, ja, ja! ¡Que sí, que me parto de risa!
A—Yo también puedo partirme, y en dos.
B—Prueba, igual a uno de los dos le da la risa.
A—¡Je, je, je! ¡Qué bromista eres!
B—¡Hooola! ¿Con cuál de los dos hablo?
A—Adivina...
B—¿Qué es esto? ¿el chiste del bobo y el serio?
A—¿Y ya sabes quién es el bobo aquí?
B—Ojo, ojo, que me estoy cabreando.
A—¡Je, je, je! Ni lo intentes.
B—¿Por qué?
A—No estás hecho para cabra.
B—¿Para qué estoy hecho, pues?
A—Pues para hacer reír.

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