El estruendo informativo en torno a lo verde, por decirlo de una manera abreviada, es más que sospechoso. Han puesto en marcha una máquina destinada a propagar ilusión con la que nos quieren hacer creer que gobiernos y corporaciones han hecho un acto de profunda contrición y, en un insólito ejercicio de voluntad propio de conspicuos pecadores, se van a aplicar en la enmienda de sus políticas anteriores. La credibilidad de todos esos fervorines voluntariosos difundidos desde las tribunas es más bien escasa, al menos en mi caso. Hacernos creer que hay un cambio de ciclo en el trato a lo verde es inútil mientras no se observen nuevas intenciones, contando además conque las pocas que florecen no se traducen en acciones claras. Desde luego el principal motivo de descrédito tiene que ver con la trayectoria de quienes se exhiben dispuestos a subsanar sus anteriores acciones. Somos muchos los que pensamos que la única acción posible por su parte, la que podría reparar en alguna medida, por mínima que fuera, las fechorías que venimos padeciendo, es su retirada voluntaria de la representación pública. Ese sí que sería un ejercicio de voluntad efectivo. Los giros copernicanos en conducta son difíciles, pero en pensamiento son casi imposibles. Nunca me podré fiar del proyecto que lleva adelante quien un año antes patroneó el contrario. Lo oportuno es darle entrada a quien crea en él, o sea lo oportuno es cambiar de patrón. Lamentablemente pronto el estruendo pasará y en silencio las cosas volverán al sitio de donde ocasionalmente salieron. Como no quieren ver cuestionada y deslucida la vitrina informativa con la que se da cobertura al negocio, seguirán inundándonos como ahora con una imparable cascada de cordiales saludos, afanosos conciliábulos y exitosos acuerdos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario