Justo. Según la RAE:
1. Que obra según justicia y razón.
4. Exacto, que no tiene en número, peso o medida ni más ni menos que lo que debe tener.
Se observa ahí un evidente desplazamiento en el significado. Sorprende un poco esa entrada en liza de la razón en la segunda acepción lo que hace pensar que en el justo se ven igualados actualmente el orden moral y el lógico. Se completa así un viaje semántico que parece haber sido animado por la ilusión de llegar a calibrar y redondear conductas, y alimentado por la idea de que ganando en precisión abrimos camino a la equidad. Ahora bien, con la precisión se especifica tamaños, se miden fuerzas y, en su caso más extremo, se declaran superioridades. Así que, si al final es una cuestión de fuerzas, convendría prestar más atención a contraponerlas. La justicia corre peligro de desvirtuarse cuando una de ellas, convertida en razón indiscutible, deshace cualquier equilibrio e intenta imponerse. Por lo tanto, ahí lo más urgente para salvar la justicia es contraponer fuerzas, no pretender comedirlas.
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